La fagocitación del crujir de las hojas

Del delicado amanecer silbador 

Del áspero viento contra la ventana

Vomitado en el estruendoso pito al que se le atravesó un carrito de reciclaje

El circo de la náusea 

El idilio interrumpido por el despertar espectral 

Hedionda cacofonía de la ausencia. 

 

¿Si escuchas? 

Una bolsa se mueve 

Cuando una nariz encuentra la única punta limpia del papel lleno de mierda, 

Una moto ahogó su sonar. 

 

¿Si escuchas? 

Un empaque de condón rasgándose

El gemido del hombre que eyacula, 

Tapa el alarido de una vagina sin lubricar

Veinte mil sobre la mesa.

 

¿Si lo escuchas? 

Una puerta se cierra 

El bullicio filtrado por la ventana sepulta el crujir de los dedos que ponen el cambio para arrancar 

Enciende la radio. 

 

¿Si la escuchas? 

Una gota cae sobre la carpa plástica

La voz de un oficinista, hablando por celular, entierra el chasquido del empeine que pedalea. 

 

¿Si las escuchas? 

Unas escobas se topetean por el ajetreo del carrito

Cuando el tronar de una espalda es inhumado

Por el chirrido del frenar de un carro, el estrépito se presenta. 

De un largo pitido emerge un torso

De la vibración del bajar de una ventana crecen unos brazos 

Y de un grito furioso germina un rostro 

El "muévase, malparido" borra el espectro y reaparece a quien lo acarrea

El mal parido 

Por fin a uno se le llama. 

 

La diafanidad se vuelve ser ante los ojos enojados 

Su existencia se volvió más que el ruido de su quehacer 

Ahora es ruido en si misma 

Ruido vivo y atravesado. 

No más afinados trinares del pájaro mañanero

Ni rítmicos zumbidos del eucalíptico ramaje 

La musicalidad murió en la estridencia

Fétido paisaje sonoro. 

 

Ahora sí lo escuchaste 

La nariz se pierde por el turbo de la moto

La vagina en el gemido 

La mano tras el gentío   

El empeine entre las voces 

La espalda bajo el freno 

Cuerpos silenciados en la fragmentación

Hasta que interrumpen. 

Sí, que interrumpen 

Cuando son ruidosos 

Cuando se atraviesan 

Cuando reaparecen 

Cuando su existencia incomoda 

¿Y los incómodados? 

Hablando, manejando, pitando 

Demasiado pulcros para estorbar  

Demasiado enteros para ser ignorados 

Permanecer ciegos hasta ver el ruido. 

 

¿Y del reaparecido? 

De él no escribo porque no me atrevo 

No he sido espectro 

No me han vuelto uno 

No he sido nariz 

Vagina

manos 

brazos 

O espalda 

La dignidad del ser mirada no brota del estrépito 

He sentido que me pierdo entre la bulla, pero no desaparezco. 

 

No he sido Jaimy Guaje que la llaman desechable 

Porque "mucho quiere, nada aporta";

No he sido Javier Ávila que lo llaman guerrero

Porque lo balearon por diez mil pesos en su bicitaxi y sigue trabajando;

No he sido Miguel Perea que lo llaman perezoso 

Porque por el alza de la gasolina no podía ir hasta Soacha 

Sin perder lo del día;

No he sido Valeria Angarita que desde los catorce la llaman "eso le pasa por puta" 

Porque un cliente le destrozó la cara a puños;

No he sido José Molina, llamado el malparido barrendero

Porque los brazos le fallaron y se le atravesó a un carro. 

Yo no soy malparida 

La malparida habitante de calle 

La malparida prostituta 

El malparido chófer 

El malparido bicitaxista

El malparido barrendero 

Porque donde lo fuera, quizá usted, ni estaría leyendo esto.